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29 de enero: Aniversario de la Primera Escuela en América para Perros Guías
El 29 de enero de 1929 marcó un hito histórico en la relación entre los seres humanos y los caninos en Estados Unidos. Fue la fecha en que se abrieron las puertas de la primera escuela destinada a entrenar perros guía, una iniciativa pionera no solo en el continente americano, sino una de las primeras tres en todo el mundo.
HISTORIA DEL PERRO LAZARILLO
El vínculo entre humanos y perros se remonta a más de treinta mil años, cuando los primeros cachorros de lobo fueron domesticados por nuestra especie. A lo largo de una compleja historia con los lobos, surgieron las primeras razas de perros hace aproximadamente diez mil años. El perro se convirtió así en el primer animal domesticado por los seres humanos, siendo el pionero en ser nuestro compañero, amigo y fiel aliado.
Múltiples razas antiguas de perros compartieron la vida con seres humanos en Asia, Europa y África. En el continente americano, especialmente en México y Centroamérica, el Chihuahua y el Xoloitzcuintle se destacaron como fieles compañeros de caza y guardianes de nuestros ancestros indígenas, formando parte esencial de la vida diaria de tribus y comunidades.
¿Cómo llegaron los perros a ser los ojos de aquellos seres humanos que lo necesitan? Se cree que el registro más antiguo de una persona ciega con un perro se encuentra en las excavaciones de Pompeya, en una pintura que data del año 79, representando a un hombre ciego aparentemente guiado por su perro. Sin embargo, no fue hasta años más tarde, en 1780 en un hospital de París, que se intentó implementar la asistencia de los perros a personas con discapacidad visual.
Fue en 1819, en Viena, cuando Johann Wilhelm Klein, reconocido como el padre de la ceguera por sus contribuciones en este campo, experimentó con un perro, colocándole en su collar un palo con una barra transversal que simulaba la función de un arnés actual. Esta idea brillante dejó una huella indeleble en la búsqueda por mejorar la calidad de vida de las personas.
En 1916, en Oldemburgo, Alemania, Heinrich Stalling, un médico, fundó la primera escuela de perros guía del mundo, utilizando pastores alemanes para asistir a los soldados ciegos por los gases venenosos de la Primera Guerra Mundial. En 1919, ya había 500 perros lazarillos registrados, aunque lamentablemente, no todos se encontraban en las condiciones adecuadas y sufrían maltrato durante el proceso de entrenamiento. Fue entonces cuando en 1923 se fundó la segunda escuela para perros lazarillos en Potsdam, Alemania, con objetivos similares.
En ese tiempo, el mundo ya empezaba a reconocer los resultados maravillosos que los perros proporcionaban a las personas ciegas. Una mujer estadounidense, Dorothy Harrison Eustis, visitó la escuela en Potsdam, estudiando sus métodos de adiestramiento. Al regresar a Estados Unidos, difundió su experiencia en los periódicos y cambió la vida de Morris Frank, una persona con discapacidad visual. Morris contactó a Dorothy en busca de apoyo para obtener un perro guía y así brindar esa oportunidad a miles de personas como él. Dorothy aceptó y entrenó a Buddy, el primer perro guía en Estados Unidos, regalándoselo a Morris.
Morris Frank no solo fue la primera persona en Estados Unidos con un perro lazarillo, sino que también decidió estudiar los métodos de entrenamiento en la escuela de Dorothy, ubicada en Vevey, Suiza. Inspirada por el impacto que tuvo en la vida de Morris, Dorothy decidió formalizar su institución, denominándola "The Seeing Eye".
A su regreso a Estados Unidos, Morris fundó con la ayuda de Dorothy Eustis la Primera Escuela de Entrenamiento para Perros Lazarillos en 1929, en Nueva Jersey, también llamada “The Seeing Eye”, en honor a la institución que Dorothy había creado y que tanto había mejorado su vida. Actualmente, las escuelas “The Seeing Eye” en Vevey y Nueva Jersey han perdurado a lo largo del tiempo. Y, afortunadamente, The Seeing Eye (Estados Unidos) ha entregado 15,000 perros guía a personas con discapacidad visual.
En 1931, el licenciado Ramón Beteta, Jefe de Departamento de Acción Educativa y Social de la Beneficencia Pública, representó a México en el Congreso Mundial del Trabajo en favor de los ciegos, implementando la idea en nuestro país. Beteta describió este nuevo método para el periódico Universal como "una sincronización admirable entre el ciego y el perro".
En la década de los cincuenta, México recibió perros lazarillos como regalo de Estados Unidos, aunque estos eran asignados únicamente a personas con un comportamiento ejemplar, lo que generaba dificultades para el resto de la comunidad ciega. Afortunadamente, a finales de esa década, el perro ya era una parte esencial en la vida de las personas ciegas, mejorando las vidas de cientos de mexicanos.
Finalmente, en 1988, Silvia Lozada Badillo, quien perdió la vista a los 3 años a consecuencia de una enfermedad viral, decidió fundar la primera escuela para el entrenamiento de perros guía para ciegos en México y América Latina, con el fin de compartir la libertad e independencia que los perros adiestrados otorgan a las personas ciegas. Pero no fue hasta 1997 que consiguió todo el apoyo que se necesitaba para comenzar a construirla e inaugurar las instalaciones.
Silvia Lozada obtuvo su primer perro guía a los 19 años, una perrita pastor alemán que le fue asignada por Leader Dogs for the Blind, una escuela de entrenamiento en Michigan, Estados Unidos. “Además de la libertad que sentí al desplazarme con mi primer perrita guía, en esa escuela descubrí cuánta gente puede trabajar por la inclusión de personas con discapacidad. Quise fundar algo así en nuestro país” dijo en entrevista con Business Insider México.
La escuela ha atravesado desafíos significativos, pero con dedicación incansable, ha graduado hasta la fecha a 142 binomios, conformados por personas ciegas y sus perros guía. Estos usuarios provienen de distintos estados de la república mexicana y también de otras naciones latinoamericanas como Guatemala, Chile y Costa Rica. Cabe destacar que el adiestramiento de un solo perro guía representa una inversión cercana al medio millón de pesos mexicanos, pero estos canes no se comercializan, se asignan de manera gratuita. Silvia, durante muchos años, ha trabajado de forma voluntaria y sin recibir compensación alguna.
FORMACIÓN
En tiempos pasados, el proceso de adiestramiento de los perros se basaba principalmente en la raza Pastor Alemán, preferiblemente hembras, debido a la posibilidad de alterar el comportamiento de los machos al encontrarse con hembras sin esterilizar.
En la actualidad, la raza más recurrente en estos programas es el Labrador o Golden Retriever, valorados por su carácter dócil, su capacidad de adiestramiento, su ausencia de timidez y valentía, así como por su seguridad frente a situaciones extrañas, y su agilidad mental para tomar decisiones.
Las características necesarias para desempeñarse como perro guía incluyen un tamaño ideal, un alto nivel de agilidad mental y una sociabilidad notable hacia los humanos y otros animales.
El adiestramiento comienza con la selección: dos perros entrenados por la escuela son cruzados para formar una camada. Cada perro tiene un "apellido" para evitar la cruza entre parientes. Los perros guía inician su preparación a partir de las cuatro semanas de edad, sometiéndose a un entrenamiento riguroso y prolongado que se extiende aproximadamente hasta los dos años.
Una vez que completan el programa, se adaptan de manera específica para satisfacer las necesidades de su nuevo dueño, considerando su compatibilidad, fuerza, ritmo, temperamento y entorno hogareño. El arnés se convierte en el medio de comunicación entre el perro guía y la persona.
Por lo general, estos perros están en servicio entre 7 y 8 años, aunque muchos extienden su labor. Una vez que se retiran, pueden permanecer como mascotas en el hogar o ser devueltos a la institución para ser adoptados por un hogar lleno de amor.
¿CÓMO CELEBRAR ESTE DÍA?
Te invitamos a colaborar con la admirable institución mexicana de Silvia Lozada dedicada al entrenamiento de perros lazarillos, en su sitio web: www.perrosguia.org.mx
Puedes donar dinero o en especie de acuerdo a su lista de necesidades, apadrinar a un cachorro o hacer voluntariado.
Es fundamental tener presente la importancia de los perros lazarillos o perros guía en la vida de las personas con discapacidad visual. Todos podemos marcar la diferencia para que más individuos accedan a uno de estos perros de manera gratuita y experimenten un cambio significativo en sus vidas.
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