Perro
Mi perro tiene una bolita, ¿qué es y qué debo hacer?
Palpando a tu perrito, ¿sentiste una bolita o bulto en alguna parte de su cuerpo y estás preocupado? Aquí te proporcionaremos información detallada para que puedas abordar esta situación de manera adecuada, garantizando la salud de tu mascota y tu tranquilidad.
Al notar un bulto en tu perro, es fundamental actuar con prontitud y cuidado. Es esencial mantener la calma y acudir de inmediato al veterinario ante la presencia de cualquier bulto en tu perro.
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Si el bulto es duro y crece con el tiempo, el veterinario puede realizar una biopsia o extirpación quirúrgica para determinar si es benigno o cancerígeno. El tratamiento adecuado se seguirá según el diagnóstico para preservar la salud del perro.
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Si el bulto se abre y drena por sí solo, es importante limpiar la zona con un desinfectante o antiséptico de grado médico como alcohol etílico, agua oxigenada o, mejor aún, povidona iodada/iodo povidona o tintura de yodo. Sin embargo, siempre es esencial consultar a un veterinario para evitar infecciones.
- Evita manipularlo en exceso, pellizcarlo, perforarlo, ni tratar de exprimirlo o drenarlo, ya que esto podría provocar inflamación o infección.
- Observa si a tu perrito le duele al tocarlo, si el bulto está caliente, si lo lame, rasca o muerde, si se mueve fácilmente al presionarlo o si está fijo y no se desplaza; estos detalles son esenciales para informar al veterinario.
Recuerda que solo un profesional puede realizar el diagnóstico adecuado y recomendar el tratamiento más adecuado para tu mascota.
Protocolo de exploración para tu perro
En cada visita al veterinario, solicita que se realice un examen físico completo, palpando cada zona del cuerpo de tu cachorro. Entre más pronto se detecte y se atienda cualquier anomalía, mayores serán las posibilidades de que el bulto no cause complicaciones en la salud de tu peludo. Especialmente a partir de los 6 o 7 años, es tu responsabilidad acudir a revisiones frecuentes para detectar cualquier problema a tiempo.
Realizar un examen físico diario en casa puede ayudarte a detectar cualquier anomalía en tu perro. Aquí te explicamos cómo hacerlo:
- Comienza por la cabeza: examina cuidadosamente los ojos, nariz, orejas y el interior de la boca en busca de cualquier irregularidad.
- Torso: acaricia, cepilla y palpa suavemente desde el cuello hasta el abdomen para identificar cualquier bulto o cambio en la piel. Si encuentras algo inusual, marca el área para facilitar su identificación durante la visita al veterinario.
- Patas: revisa cada pata, desde el inicio de la pierna hasta las almohadillas y entre los dedos, prestando especial atención a posibles lesiones, hinchazón o dolor.
- Cola y región anal: asegúrate de que las glándulas anales no estén obstruidas y de que la piel alrededor de la región anal se vea saludable.
¿Qué tipos de bultos hay?
Para identificar adecuadamente los tipos de bultos que pueden afectar a tu perro, debes comprender que no todos son cancerosos. Aquí te presentamos los tipos más comunes:
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Ganglios linfáticos inflamados: Estos ganglios juegan un papel crucial en el sistema inmunológico al filtrar sustancias transportadas por el líquido linfático y contener linfocitos. Generalmente, se sienten suaves al tacto.
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Hematomas: Son bultos que se forman debido a una reacción alérgica intensa a la picadura de un insecto o por la acumulación de un medicamento, típicamente antibióticos con un excipiente lechoso o graso.
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Cicatriz queloide: Es una cicatriz engrosada y sobresaliente. Puede producirse en cualquier lugar en el que haya habido una lesión en la piel.
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Verrugas: Son racimos de células que crecen en lugares inusuales, especialmente en perros con el sistema inmunológico debilitado. Aunque su tamaño puede variar, suelen ser pequeñas.
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Abscesos: Estos son crecimientos benignos y bultos suaves causados por la acumulación de pus. Por lo general, se sienten blandos al tacto.
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Quistes sebáceos: Son bolsas llenas de líquido que pueden aparecer en la piel. Tienen una consistencia intermedia, no tan blanda ni tan dura.
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Lipomas (tumores benignos): Son depósitos benignos de grasa que se forman debajo de la piel. Suelen ser duros al tacto y tienden a crecer con el tiempo.
- Tumores malignos: Estos crecimientos cancerosos requieren un tratamiento especializado. Se caracterizan por ser duros al tacto y crecer con el tiempo.
¿Cómo saber qué tipo de bulto es?
Para determinar con certeza el tipo de bulto, es necesario que un veterinario realice un análisis o biopsia. Este procedimiento implica insertar una aguja fina en el bulto y extraer una pequeña muestra para su análisis. Un examen físico y una radiografía por sí solos no son suficientes para determinar la naturaleza maligna de un bulto. Siempre es recomendable buscar la opinión de un profesional veterinario para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Causas y zonas comunes
Ganglios linfáticos inflamados
Estos bultos suelen aparecer en el cuello y pueden indicar una infección, como una enfermedad periodontal (bucal) como la periodontitis o gingivitis; causando síntomas como dolor al tragar, fiebre, hipersalivación, pérdida de peso y decaimiento. Es importante revisar la boca en busca de lesiones, acumulación de sarro u otros signos de infección. Debes tomar en cuenta que puede tratarse de otro tipo de infección no visible.
Abscesos
Resultan de la picadura de insectos, peleas con otros animales u objetos clavados. Pueden ser externos y visibles en la piel, o internos y no visibles. El tratamiento incluye antibióticos y a menudo requiere drenaje y limpieza mediante cirugía abierta.
Las zonas más comunes donde se forman son las glándulas anales: debido a una infección bacteriana por falta de limpieza, estreñimiento o un aumento de la secreción; la próstata en los machos; la mandíbula: debido a enfermedades periodontales. Y de manera interna en los pulmones, páncreas e hígado. Sin embargo, pueden aparecer en cualquier área de la piel y se presentan con enrojecimiento, pus y dolor.
Hematomas
Estos bultos pueden aparecer debido a una reacción alérgica intensa a la picadura de un insecto o a la acumulación de un medicamento, principalmente antibióticos con excipiente lechoso o graso. Por lo general, desaparecen rápidamente y se pueden tratar con limpieza con agua y jabón, y aplicación de calor o hielo para reducir la inflamación.
Cicatrices queloides
Aparecen en cualquier parte del cuerpo donde haya cicatriz de cirugía o una herida, como un arañazo, picadura, quemadura o perforación. Para prevenir este tipo de cicatrices, es importante permitir que la herida se seque al aire y mantener una buena limpieza con agua y jabón.. Para favorecer la cicatrización y disminuir su tamaño, puedes ponerle un poco de aloe vera o productos específicos cicatrizantes. Evita en todo momento que tu perro se lama o rasque la herida o cicatriz, pues podría empeorar.
Verrugas
Las verrugas generalmente son benignas y no causan problemas, pero pueden ser incómodas según su ubicación. Son causadas por el virus del papiloma canino y comúnmente crecen en el hocico, orejas, contorno de los ojos y genitales. Son contagiosas entre los perros, pero no para humanos u otras especies. Un veterinario puede evaluarlas y, si es necesario, removerlas quirúrgicamente o mediante crioterapia.
Otro tipo de verrugas en perros está relacionado con el carcinoma de células escamosas. Estas verrugas son negras, cancerosas, y continúan creciendo, pudiendo propagarse a los órganos vitales. Si notas este tipo de tumor maligno en tu perro, es urgente llevarlo al veterinario para confirmar el diagnóstico y determinar el mejor tratamiento.
Quistes sebáceos
Estos quistes son acumulaciones de grasa en los folículos pilosos que pueden crecer lentamente y de gran tamaño en cualquier parte del cuerpo, principalmente en el cuello, cabeza y tronco. Aunque son benignos, a veces pueden causar molestias y deben extirparse quirúrgicamente para evitar complicaciones.
Razas como el Shih Tzu, Boxer, Schnauzer, Yorkshire Terrier y Doberman Pinscher tienen una predisposición a desarrollar quistes, pero todas las razas y los mestizos pueden verse afectados por ellos.
Tumores (Lipomas o Cancerígenos)
A partir de los 10 años, muchos perros desarrollan tumores. Estos bultos, que a menudo se encuentran en el cuello, pecho, abdomen, espalda o extremidades, pueden ser benignos (lipomas) o malignos (cancerígenos). Si un bulto está adherido y no se mueve al tocarlo, podría ser un tumor maligno. El tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia u otros tratamientos específicos para el cáncer. Es fundamental que cualquier bulto o anomalía en tu perro sea evaluado por un veterinario para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
El veterinario puede recomendar pruebas adicionales, como análisis de sangre, ecografías o biopsias, para identificar la causa del bulto y determinar el tratamiento adecuado.
Después de cualquier tratamiento, debes seguir las recomendaciones del veterinario para el cuidado postoperatorio y los medicamentos recetados es fundamental. Es necesario realizar visitas de seguimiento según lo recomendado por el veterinario para monitorear la evolución de tu perro y detectar cualquier signo de recurrencia.
Prevención
Además de realizar chequeos regulares en casa, seguir estas pautas puede ayudar a prevenir problemas de salud en tu perro:
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Alimentación adecuada: brinda a tu perro una dieta equilibrada y de calidad, adaptada a su edad y tamaño.
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Visitas al veterinario: programa visitas periódicas al veterinario para chequeos generales y vacunaciones.
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Vacunaciones y desparasitaciones: mantén al día el esquema de vacunación y desparasitación de tu perro según las recomendaciones veterinarias. Ten en cuenta que la mayoría de las vacunas se deben poner una vez al año, y la desparasitación una vez cada seis meses.
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Suplementos: considera administrar suplementos para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la digestión, como el aceite de salmón, multivitamínicos y probióticos.
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Actividad física: asegúrate de que tu perro haga ejercicio regularmente para mantenerse en forma y saludable.
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Control de peso: evita que tu perro tenga sobrepeso, ya que esto puede aumentar el riesgo de desarrollar bultos y otros problemas de salud.
- Observación regular: observa a tu perro con atención, prestando atención a cualquier cambio en su cuerpo, comportamiento o apetito. La detección temprana de síntomas anormales puede ayudar a prevenir problemas graves de salud.
Recuerda que cada caso es único, y la mejor manera de abordar un bulto en tu perro es siempre consultando a un veterinario. Mantén la calma, sé responsable con la salud de tu peludito, y dale todo el amor y cuidado que se merece.
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